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Rio Júcar; Fugitivo y eterno

Como atalaya manchega significativa nos acercamos a los ‘gigantes' cervantinos de Mota de Cuervo (Cuenca).

Como atalaya manchega significativa nos acercamos a los ‘gigantes' cervantinos de Mota de Cuervo (Cuenca). Una buena perspectiva del secarral manchego que pronto nos deparará sorpresas panorámicas (N-420).

El agua del Júcar toma un descanso en Alarcón (Cuenca) a la sombra de los adarves de su Castillo, insigne Parador de Turismo. Sus inexpugnables murallas ahora son pasadizos que la Adventure atraviesa, deleitándonos con los escarpados paisajes horadados por el Júcar en su tramo medio. Desde allí toma carrerilla para salir –casi con prisa- de La Mancha, dirección Sur (N-III).

Atajamos por Tarazona de La Mancha (N-320) –y sus desesperantes rectas- para pasar por Fuentealbilla (N-322), patria chica de Andrés Iniesta. Cosas del fútbol.

En La Manchuela, el cauce fluvial gira 90º hacia el Este (Hoz del Júcar) y se atreve con los saltos de Alcalá de Júcar (Albacete). Declarada Conjunto Histórico-Artístico, es una coqueta localidad con cientos de cuevas habitadas o que sirven de locales comerciales.

La bajada por la carretera desde Casas-Ibáñez es realmente entretenida y virada.
Desde Alcalá de Júcar la CM-3201 es retorcida y gustosa para desgastar los flancos de los neumáticos de la BMW y gozar con los sentidos de su belleza serrana. En Alatoz, que te recibe y despide con rectas, enfilamos manillar hacia Ayora, ya en Valencia. Este es un camino equidistante entre las aburridas y ‘bostezables' autovías A-3 y A-31. ¡Y qué buena elección!

Saliendo de Ayora, tras una decena de metros por la N-330 hay que desviarse hacia la izquierda para llegar a la gloria: la CV-590. Una concatenación de curvas y contracurvas de buen firme, excelente paisaje y ligera conducción. A pesar de la lluvia se disfrutaba de lo lindo.

Para llegar a Moixent (Valencia) nos desviamos por la CV-589. Vía estrecha y sinuosa de buen asfalto y dominada por un profundo aroma a pino. La bajada permite ver la inconmensurable foresta local. En menos de cinco kilómetros llegamos a Navalón. Tras un delirio de tumbadas a ambos lados, por una inacabable catarsis de placer llegamos a Cumbres de Valencia y pasada esta localidad la carretera se encaja entre las piedras para llevarnos en dirección a Mogente, que se aprecia a estribor.

Sobrepasamos la necia autovía Almansa-Xátiva; y en Moixent alimentamos los pulmones con humo y el tanque con 95. Seguimos ruta con todo lleno hacia Ayelo de Malferit, estamos en la comarca del Valle de Albaida, fértil y alargada. El dulzón olor del azahar nos acerca a Gandía –Ciudad Ducal- para, ya con el Mediterráneo como testigo, alcanzar en Cullera su montaña rotulada. Recuperamos el Júcar, que habíamos despistado adrede, para así gozar del cauce negro asfaltado.

En su desembocadura el Júcar nutre con sus aguas huertos, marismas y naranjales, después de un agotador y creativo paso por media España. Desde una GS 1200 se aprecia su eterna obra y divertido recorrido.
Como decía John Ray: "El que no sabe por qué camino llegará al mar, debe buscar el río por compañero".

Texto y fotos: Nacho Mahou.
 

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